Iglesia Luterana Costarricense

Rompamos los mitos y los prejuicios: Costa Rica lanza política contra el sida

VIH-SIDA

El Gobierno presentó el jueves 06 de diciembre la Política Nacional contra el VIH-Sida, con la cual busca educar a la población para prevenir la transmisión del virus y el desarrollo del sida de las personas que ya lo tienen. Las acciones incluidas en el plan deberán ser ejecutadas entre el 2008 y el 2010.


Esta nueva estrategia compromete a las instituciones del Estado a participar en la planificación de acciones en materia de educación, vigilancia de la salud, promoción de estilos de vida saludables y mitigación del impacto de la epidemia.

Cabe destacar que en esta actividad, así como en la redacción de la política participaron las organizaciones no gubernamentales y las instituciones de gobierno con las cuales la ILCO ha mantenido contacto en los últimos años y con las cuales ha desarrollado algunas acciones conjuntas, lo que garantiza que nuestra organización se insertará de manera activa en el desarrollo de las acciones definidas, que tienen que ver con el acceso universal al tratamiento, la promoción de los derechos humanos de las personas con VIH y acciones educativas para prevenir la transmisión.

Para el desarrollo de esta política han tenido un papel preponderante las personas que viven con VIH y las organizaciones que han conformado como una manera de defender sus derechos y reducir el impacto del estigma y la discriminación.

En la presentación de esta política el presidente de la República, Oscar Arias apuntó: “La solución del sida es científica, pero el manejo de sus consecuencias sociales es cultural. Como ciudadanos comunes, no podemos inventar una vacuna que destruya el virus. Pero ciertamente podemos aplicar una vacuna contra la discriminación. De todos los dolores que acompañan a esta enfermedad, uno de los más difíciles de manejar es el dolor que inflinge ser excluido de la sociedad. Si queremos combatir el sida y sus consecuencias, debemos primero eliminar aquellas consecuencias de las que nosotros mismos somos responsables. Debemos dejar de apartar, y empezar a incluir. Debemos dejar de censurar, y empezar a tolerar. Debemos dejar de juzgar, y empezar a compadecer.”

Ante estas palabras, tan cercanas a lo que hemos considerado la misión de la Iglesia con respecto al VIH y sida, sentimos el llamado de velar porque el compromiso expresado por el Presidente de la República, así como su llamado a romper los mitos y prejuicios, sean una realidad y representen más que solo un bello discurso.

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