Cientos de personas marcharon este 8 marzo 2020, bajo la consigna “Si las Mujeres se detienen, el mundo se detiene”, tomando en cuenta que las mujeres son fuerzas fundamentales en el desarrollo económico, político y social.

La Iglesia Luterana se unió a esta firme caminata tomando las calles de San José y con valor exigiendo el respeto a los derechos de las mujeres y un alto a la violencia de género. Como iglesia nos sumamos a esta convocatoria internacional, especialmente ante la escalada de violencia que vive nuestro país en forma de femicidios, violaciones, maltrato físico, psicológico, sexual o patrimonial.

Ante estas graves violaciones a los derechos humanos, la iglesia hace un llamado al pueblo costarricense a continuar en las calles, exigiendo el derecho de todas las personas a una vida sin violencia y las mujeres no son una excepción.

Como iglesia actuamos para educar y formar desde un ambiente de Amor Inclusivo, en equidad y dignidad de todas las personas; desarrollando acciones concretas en contra de la violencia. Lamentablemente también la violencia se ha incrementado y ante este desafío se hace indispensable que la población, organizaciones, iglesias y medios de comunicación asuman su responsabilidad, especialmente ante la falta de voluntad política.

Tampoco aceptamos el fundamentalismo religioso ni las expresiones contra los movimientos feministas, que siempre están dirigidas en detrimento de los logros en los Derechos Humanos y las poblaciones históricamente discriminadas.

A las iglesias nos corresponde en sintonía con el Evangelio defender los valores y criterios del Reino de Dios anunciado por Jesús, razón por la cual la Iglesia Luterana Costarricense define sus acciones desde un fundamento teológico, una perspectiva espiritual basada en el Respeto, Inclusión y Solidaridad.

“Y Jesús le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz y queda sana de tu aflicción”. Lucas 7:9.