El devocional fue asumido en su conducción por jóvenes que trabajan en sus comunidades compartiendo experiencias de justicia y paz. Ellos y ellas son ejemplo de la meta de que cada vez más jóvenes participen en procesos de incidencia comunitaria.
Este momento de espiritualidad que en la ILCO llamamos Devocional estuvo dirigido a enfatizar la importancia de los jóvenes como Agentes de resistencia, justicia y cambio en los contextos de la sociedad actual. Frente a miradas que conciben a la juventud como una etapa del ciclo vital conflictiva de búsqueda de identidades y especialmente problemática, es importante concebirla como sujetos que asumen los retos de la vida de manera creativa y propositiva.
El momento reflexivo de este espacio se abordó en grupos en torno al texto de Lucas 13. 6-9, en donde Jesús cuenta la parábola de un hombre que al no encontrar frutos en sus higuera, le mandó a al siervo cortarla; pero este le dijo: Señor déjala todavía este año, voy a aflojarle la tierra y ha echarle abono, con eso tal vez dará fruto y si no la corto”
Las discusiones tuvieron diversos matices en cuanto al tema de “los frutos”. Se discutió en cuanto a las presiones, las oportunidades, responsabilidades, determinantes, imposiciones y expectativas a las que se enfrenta la juventud. Las personas jóvenes son sujetos concretos que deben enfrentarse por un lado a la descalificación adulta y por otro lado a las exigencias que el mismo mundo adulto les impone a partir de un “deber ser”.
Las instituciones, los movimientos sociales, y las iglesias muchas veces se convierten en estructuras estáticas sin capacidad de renovarse y dar frutos. Frente a esta situación siempre está la posibilidad de trabajar por el cambio. Las personas jóvenes nos pueden enseñar a encontrar esa fuerza que empuja por lo nuevo. A vislumbrar horizontes de justicia. Frente a un sistema que asegura que no hay alternativas: “Otro Mundo es Posible” y antes como ahora la juventud tiene un papel movilizador fundamental.