Se debe proveer información y capacitación para mejorar su empleabilidad y contribuir de este modo a un ingreso más favorable al mundo laboral; y por otra parte brindar información que permita a los y las jóvenes hacer frente a las condiciones de riesgo que el contexto les plantea, además de generar espacios para la potenciación de conductas protectoras.
Es necesario concebir y atender a los y las jóvenes como unidades biopsicosociales, como seres integrales que no deben ser fragmentados, ni para la comprensión de lo que les acontece, ni para la definición de acciones que busquen dar respuesta a sus necesidades. Se recomiendan trabajar desde perspectivas pedagógicas integrales y participativas en las que se involucre la información, la ideología y los afectos de las personas, como una opción por desarrollar en este tipo de labor educativa – formativa.
En cuanto a la población de adolescentes, según la Encuesta Nacional sobre Conductas de Riesgo en los y las Adolescentes (2001), existen una serie de condiciones que acrecientan la vulnerabilidad de la población joven entre los 13 y 17 años, entre las cuales se destaca:
- Considerable deserción del sistema educativo formal (41.1% reporta no estudiar)
- Ingreso temprano al mundo laboral en condiciones desventajosas (18.1% refieren trabajar, en su mayoría en oficios de baja remuneración, sin cobertura del sistema de seguridad social y con exposición a riesgos).
- De quienes ingresan a trabajar, más del 70% no estudian, lo cual genera un estancamiento en su proceso de desarrollo personal y ampliación de oportunidades.
- Poco más de una cuarta parte de los jóvenes en este rango de edad (27%) no estudia ni trabaja, lo cual incrementa sus condiciones de vulnerabilidad.
En cuanto a la condición de sexo de los y las jóvenes, la Encuesta Nacional revela las siguientes tendencias:
- Más hombres que mujeres en situaciones tales como: “deserción – expulsión” escolar y bajo rendimiento escolar; ingreso temprano a actividades laborales; consumo regular y sostenido de tabaco y otras drogas; peleas y situaciones violentas; problemas con la ley y conducción de vehículos.
- Las mujeres presentan mayor riesgo en cuanto a llevar una vida más sedentaria, menor control en la decisión de tener relaciones sexuales con protección, sentimientos de insatisfacción con su cuerpo y consigo mismas, deseos e intentos de acabar con su vida y hacerse daño, y escasa participación en grupos.
- La gran mayoría de los adolescentes no se integra a grupos organizados y quienes lo hacen, prefieren espacios con objetivos muy específicos como el deporte (para el caso de los hombres) y la religión (para el caso de las mujeres)