Iglesia Luterana Costarricense

una iglesia sin paredes.

Iglesias mayoritarias apoyan la violación de los Derechos Humanos en Honduras.

El Cardenal de la Iglesia Católica Hondureña, Óscar Andrés Rodríguez quien es además el presidente de Cáritas Internacional pide al presidente electo de Honduras Manuel Zelaya que no regrese a Honduras.

El Cardenal Rodriguéz insta a Manuel Zelaya a no regresar al Honduras:
"Un regreso al país en este momento podría desatar un baño de sangre. Por favor medite porque despues sería demasiado tarde"

Las razones para justificar su posición se enmarcan, según dice la prensa, en su temor por los eventuales enfrentamientos que sucederían y el derramamiento de sangre que podría causar el regreso del presidente. La posición de este religioso es claramente razonable ya que su predicación favorece la vida.

Lo que no resulta coherente es que su mensaje lo divulgó gracias al despliegue de los medios de comunicación oficial en cadena nacional, especialmente en un momento en que se mantienen cerrados los medios de comunicación alternativos. Al mismo tiempo deja mucho que desear que este representante religiosos esté reclamando a la comunidad internacional el trato “injusto a Honduras” acusando así a todas las instancias del mundo, deslegitimando de esa manera el criterio de la universalidad.

Pero además el prelado católico, mantuvo un cómodo silencio desde que el ejército encabezó el rompimiento del orden constitucional en Honduras (pese a que había estado participando desde semanas antes en las conversaciones que el gobierno de Zelaya tuvo con diversas expresiones políticas y sociales), y con ello se ha vuelto cómplice de las arbitrariedades del “régimen de facto”, como llamó el Secretario General de la OEA, a la estructura que se mantiene hoy en el poder en Honduras.

También se ha denunciado que Iglesias Evangélicas, muchas de ellas vinculadas a Iglesias Evangélicas de Miami, como "La Alianza de Miami por una Honduras en Paz y en Democracia" se articularon desde hace tiempo para manifestarse en contra de la consulta que desató el rompimiento de la institucionalidad en Honduras, y por eso se les vincula fundadamente en la gestación del injusto golpe.

Evelio Reyes, pastor de la iglesia Vida Abundante, encabezó días antes del secuestro al Presidente Zelaya por el Ejército Hondureño, una marcha de feligreses en el campo de parada Marte para “elevar oración al Creador del Universo para que guíe a los jerarcas de la institución castrense” y con eso apoyar el acto de desobediencia que la jerarquía militar hizo.

Y es que de verdad no importa la opinión de estos religiosos, que por el principio del libre albedrío tienen un derecho natural a expresar sus convicciones. Lo grave es que al ser pastores, sus posiciones arrastran a muchos seres humanos.

Es justificable pensar que estos “guías espirituales” se equivocaron al principio, pero al pasar de los días cuando ya es claro que la Constitución Hondureña no faculta el secuestro de ningún ciudadano; y la carta de renuncia del presidente leida en el Congreso Congreso era evidentemente falsa; y que el Congreso tenía el deber de seguirle un “debido proceso” al Presidente cuestionado, estos religiosos debieron de rectificar.

Pero no lo hicieron, y más bien se convirtieron en “legitimadores espirituales” de la represión (reeditando tristemente el papel de las entidades religiosas que cohonestaron los gobiernos militares en Sudamérica y otras partes del mundo en los años 70 y 80).

Seamos claros, en Honduras existe un sistema político –que ni siquiera permite que los ciudadanos puedan proponer la convocatoria a una Constituyente- , hay actos de corrupción que carcomen su institucionalidad desde hace muchos años, y la pobreza extrema y la violencia son dos de los principales flagelos para explicar la violación permanente de los derechos humanos, especialmente afectando a los sectores más pobres de la sociedad. Esa es la realidad de este hermano país.

Y hasta el momento, las principales expresiones religiosas –las que tienen más fieles y más poder económico- no han hecho un esfuerzo trascendente para ir erradicando estos males, entonces, son culpables de todo lo que hoy ocurre. De manera que los discursos que ellos presentan en esta difícil coyuntura atizando la ruptura del estado de derecho, son especialmente poco razonables y lejos de ser concebidos como la “vox dei”, son en realidad la “voz de Micheletti”, y si se confirma que este domingo las fuerzas militares abrieron fuego contra los ciudadanos que esperaban en el aeropuerto de Tegucigalpa, se han convertido en la “voz de la muerte”.

La Federación Luterana Mundial (FLM), el pasado 2 de julio emitió una manifestación donde condena el uso de la fuerza armada y de recursos inconstitucionales para resolver controversias políticas. La FLM a través de su Departamento de Servicio Mundial, ha estado activa en Honduras desde 1998 y trabaja en estrecha cooperación con la Iglesia Cristiana Luterana de Honduras, que es una iglesia miembro de la Federación. Para la entidad luterana mundial el pueblo de Honduras y la región han sufrido bastante por la arrogancia del poder militar en el pasado. Esto lo confirman los hermanos de la Iglesia Luterana de Honduras quienes han publicado un manifiesto en tal sentido el pasado 1 de julio.

La Iglesia Luterana Costarricense recoge la queja de los hermanos Luteranos Hondureños y de todas las personas de buena voluntad que nos han enterado por diversos medios, de acciones de violación a los derechos humanos contra el pueblo hondureño, y en ese sentido denunciamos tales actos atroces, e instamos a todas las iglesias de Costa Rica y de Centroamérica para que se unan a este repudio universal, que no es otra cosa que un compromiso con la dignidad humana.

Al igual que la Iglesia Cristiana Luterana de Honduras, la Iglesia Luterana Costarricense denuncia estos actos y llama al mundo entero a solidarizarse con la causa de este pueblo de Dios.

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