La Iglesia Luterana Costarricense (ILCO), por medio de varias acciones pastorales y psicosociales, ha venido desarrollando alianzas con organizaciones no gubernamentales e instituciones del Estado, en pro de lograr la promoción de actitudes, actividades y proyectos que coadyuven a la visibilización y denuncia de la exclusión sufrida por grupos y personas.

 No es posible que el mensaje cristiano, sea la base para que algunas personas se sientan excluidas de la vivencia de la fe. La gracia divina obsequiada por medio de Jesucristo es para todos y para todas. Contradicen el Evangelio quienes lo usan para sembrar temor, culpa y vergüenza, así como decidir unilateralmente quiénes son salvos y quiénes no.
 
En este momento, la Comisión de Diversidades de la ILCO, está desarrollando acciones propias del proyecto denominado: “Fortalecimiento pastoral para la promoción de los derechos sexuales y reproductivos y para la promoción y defensa de los derechos de las personas que viven con VIH y sida”.
 
Este proyecto toma como base los derechos sexuales y reproductivos, en tanto se considera que la promoción y defensa de los mismos, redunda en una mayor calidad de vida, promoviendo actitudes responsables frente a la sexualidad y brindando elementos para la salud física y mental de las personas.
 
Desde la interpretación bíblica y teológica de la ILCO se difiere con otros grupos que han considerado estos derechos como amenazas, en tanto más bien se considera que estos derechos buscan satisfacer:
 
a) La vivencia de una sexualidad integral, satisfactoria y responsable, de acuerdo a los valores y creencias de cada persona y de acuerdo a las circunstancias de vida.
 b) Una oportuna educación sexual, basada en información seria y que tome en cuenta la diversidad en todos sus sentidos.
 c) El desarrollo de información para las personas de acuerdo a su etapa de desarrollo, para la toma de decisiones responsables e informadas y para la protección de riesgos, con énfasis en la transmisión del vih y otras infecciones de transmisión sexual.
 d) La visión de la sexualidad como un bien positivo, creativo y dinámico, lejos de conceptos de culpa y vergüenza. Esto implica el reto de asumirla como un don de Dios y parte de la nuestra identidad como humanos/as.
 e) Se requiere una relectura bíblica y un proceso de desarrollo teológico sobre la sexualidad humana, que tome en cuenta las brechas culturales y de conocimientos de quienes escribieron los textos bíblicos y la realidad actual.
 f) El abordaje de la sexualidad como una dimensión Integral e integradora, que se compone de diversos aspectos de la vida humana (físico, emocional, social, económico, ideológico) y se basa en las experiencias cotidianas de encuentro consigo mismo y con las demás personas.
 g) Un conjunto de alternativas para la construcción de nuevas relaciones de cooperación, respeto y solidaridad entre los géneros, eliminando las barreras de los modelos de dominación del modelo patriarcal.
 h) El desarrollo de actitudes de respeto a los derechos de las personas, su diversidad, sobre todo en lo relativo a orientación sexual y condición de salud.
 i) La libertad humana implica la necesidad de conocer a profundidad las realidades de la sociedad actual, asumiendo las responsabilidades de nuestros actos, sin temor, culpa o vergüenza.
 
De esta manera, la Iglesia Luterana Costarricense (ILCO) ha iniciado una serie de acciones en pro de atender y escuchar a ciertos grupos tradicionalmente excluidos del sistema social hegemónico. En tanto esta exclusión, generalmente fundamentada en interpretaciones bíblicas y teológicas irresponsables, se ha convertido en un verdadero obstáculo para conversar y prevenir riesgos relacionados con la vivencia de la sexualidad. Debemos recordar, que una de las estrategias del patriarcado ha sido la utilización de la culpa, el miedo y la vergüenza. Todo dentro de un ambiente de silencio y muchas veces doble moral.
 
La atención a poblaciones tradicionalmente excluidas, no implica imponer a estos grupos una serie de ajustes de comportamiento para ser aceptados, sino más bien, desde su realidad, se pretende escucharles y validarles como modelos de aprendizaje y conversión para la Iglesia, brindándoseles a la vez la oportunidad de conocer al Dios vivo, justo y amoroso revelado en el mensaje evangélico.
 
El nacimiento de este esfuerzo tuvo como origen el proceso de sensibilización iniciado por la ILCO con respecto a las personas que viven y conviven con el VIH y sida, mismo que nos lanzó a reflexionar sobre la necesidad de tener apertura y comprensión con respecto a otros grupos discriminados, a saber: personas con orientaciones sexuales diferentes a la heterosexual, los grupos transgénero y las personas que tienen o han tenido problemas con el control en el consumo de sustancias psicoactivas, así como otras dependencias que impiden el bienestar y el desarrollo.
 
Se aclara que, estas poblaciones mencionadas no son más, ni menos vulnerables a enfrentar el VIH-Sida en su vida con respecto a la sociedad en general. Sin embargo, el estigma y discriminación que sufren, ha implicado que se les culpe por la epidemia, o que se crea, desde una posición ignorante que solamente éstas, por sus prácticas, tienen verdadero riesgo para las transmisión del VIH, sin que muchas personas asuman el autocuidado y la sexualidad como una responsabilidad cotidiana.
 
NOTA ACLARATORIA: Se ubican en este apartado algunas ideas en torno a la diversidad sexual, no porque se considere que la población GLBTT, sea más vulnerable que otras poblaciones a la epidemia del VIH/Sida, sino porque se cree que el reconocimiento de la diversidad y la lucha contra la homofobia, son pasos necesarios para el desarrollo de nuevas actitudes y para una educación sexual integral, premisas necesarias para la prevención efectiva. En un futuro cercano y de acuerdo a un proceso de reflexión, se espera tener en línea una sección dedicada a la diversidad sexual.