Preparando nuestro ser para la sublime fecha de navidad, la comunidad de la inclusión quiso entrelazar sueños, añoranzas, y realidades a través de la actividad de preparación de coronas de adviento.
Con el rico y fresco aroma del ciprés acariciando nuestros sentidos y transportándonos a épocas que ya no volverán, compañeros de diferentes comisiones , amigos, personal administrativo e invitados; empezamos a tejer ramitas verdes de esperanza, mojadas de ilusiones con alambre frió y rígido como suelen ser algunos momentos de nuestra vida.
El instructor de Coronas de Adviento José Manuel daba las indicaciones de cómo trabajar ese alambre para que nos ayudara a darle forma a nuestro circulo de amor y esperanzas, instrucciones que recordaban a todas aquellas personas que en algún momento de nuestra existencia nos ayudaron para moldear lo que cada uno es en este instante.
Cintas multicolores alegraban nuestros halos, recordándonos que depende muchas veces de nuestra determinación para cambiar el frió en calor, el dolor en alegría, la frustración en éxito. Cuando nuestras fuerzas no son suficientes para salir del lodo, siempre hay amigos que están dispuestos en darnos un empujoncito, y es así como ciprés, alambre, y coloridos listones labrarían la corona de la vida.
Cuatro velas como centinelas con mirada de fuego, fuego de justicia, de igualdad en entre los seres humanos, ese eterno mirar para corregir, para aprender, ayudar y solidarizarse con el excluido.
Fue así como iniciamos el tiempo evangélico de la inclusión.
Autor: Manuel Agüero. Diversidades