La Iglesia Luterana Costarricense y la Iglesia Sueca firmaron el convenio de Hermandad Luterana mediante el cual se pretende asumir nuevas y renovadas formas y así dar el testimonio de Cristo, estableciendo lazos de cooperación que lleven la buena noticia a los pobres y oprimidos del mundo.
El sermón del Sr. Obispo Melvin Jiménez se puede descargar en el archivo adjunto a este documento.
Primera Intervención sobre el convenio con la Iglesia Sueca
Frente a un mundo globalizado, donde las mercancías y el dinero valen más que las personas, debemos globalizar el amor, la esperanza y la solidaridad para que recuperemos la dignidad de las personas y la naturaleza.
Frente aun mundo lleno de violencia, violación de los Derechos Humanos y el consumismo, debemos trabajar por otro mundo posible: más justo y solidario.
Frente a Iglesias indiferentes a los problemas de los fieles y del mundo, debemos construir iglesias que, inspiradas en la Biblia, promuevan cristianas, cristianos y comunidades trabajando por la justicia económica y la justicia climática.
Por ello pedimos al Dios de la vida que, a través de este convenio de hermandad, se fortalezca la esperanza y nos ayude a renovar nuestra misión, nuestras iglesias, para ser sembradores de semillas de justicia, amor y paz. Gérmenes de otro mundo posible y signos del Reino de Dios aquí entre nosotros y nosotras.
Segunda intervención sobre Convenio con la Diócesis de Vaxjo
Firmamos una hermandad entre la Iglesia Luterana Costarricense y la Diócesis de Vaxjo, de rostros y experiencias concretas.
Firmamos una hermandad que busca compartir experiencias pastorales, recursos humanos, reflexiones teológicas y oración de los unos por los otros.
Firmamos una hermandad porque sabemos que tenemos que aprender y enseñarnos unos a otros.
Firmamos una hermandad para:
• Renovar nuestra misión de iglesias
• Ser testimonio de amor y esperanzas
• Ser signos de la comunión luterana mundial y de la iglesia universal
• Acercar más el sur con el norte
• Que nuestros miembros se comprometan más en la misión que nos toca realizar en nuestros países y en el mundo: que la niñez, adolescencia y juventud vivan una iglesia creativa y critica .
Por ello pedimos al Dios de la Vida que bendiga y acompañe el camino que como iglesias recorreremos juntos para decirle al planeta y a las iglesias que otro mundo de justicia y solidaridad es posible.
Autor: Comunicación y Relaciones