Ay de aquellos que juntan casa con casa y hacienda con hacienda, hasta hacerse dueños de todo el país.”
(Isaías 5:8)
Hermanas y hermanos que comparten con nosotros/as la fe en Cristo Jesús:
La campaña política actual, tanto en la primera fase como en esta segunda ronda, ha tenido dentro de sus elementos característicos, el uso y abuso de creencias, de doctrinas, de opiniones de pastores, de posiciones de iglesias y de grupos de iglesias, pretendiendo empujar el voto de las y los costarricenses, en especial de sus feligresías, hacia determinado candidato o candidatos.
Candidatos que, al calor de la campaña electoral, se llaman a sí mismo “cristianos”, “defensores de los valores cristianos”, cuando nunca antes se habían mostrado como tales; líderes religiosos que califican a determinado candidato como “cristiano”, sin que los hechos cotidianos y públicos muestren cuáles son las obras por las cuales esa fe se hace manifiesta (Epístola de Santiago 2:18)
Ser cristiana o cristiano, seguir a Jesús de Nazareth, significa decir “Sí”, significa decir “Amén”, “Sí, estoy de acuerdo”, al llamado de Jesús. Es seguir a Jesús en Su misión de “Anunciar a los Pobres la Buena Noticia” de que el Reino de Dios comienza en esta vida, pues está presente en la Justicia Social, en la Ética Pública y Privada, en la búsqueda del Bien Común, en el renunciar a los intereses personales egoístas para aportar a una Patria Solidaria y Equitativa.
Por ello, las y los cristianos estamos llamados a decir Sí al Amor, Sí a la Justicia y a la Solidaridad, Sí al respeto a quienes son diferentes, a quienes creen diferente, a quienes sienten diferente, a quienes opinan diferente.
En todo caso, nos parece que el hecho que un candidato sea cristiano, judío, musulmán, budista o ateo no tiene nada que ver con ser un buen o mal Presidente. Lo verdaderamente relevante es que actúe pensando en el bienestar de la mayoría, que decida con base en Justicia y Equidad y que actúe éticamente en el ejercicio de la función pública.
El pueblo costarricense es un pueblo mayoritariamente comprometido con la fe y con verdaderos valores cristianos. La hospitalidad, la solidaridad, la fe sencilla y sincera, el aprecio por la vida en familia, el respeto y la tolerancia a la diferencia y a la diversidad sexual, el aprecio por los Derechos Humanos, la defensa del Estado solidario, son algunos rasgos que –a pesar de retrocesos y contradicciones- han venido forjando el alma de este pueblo.
En cambio, los males que sufre la Patria, la corrupción, el narcotráfico, el clientelismo político, las promesas incumplidas, la xenofobia, el crecimiento cuantitativo de la miseria y de la pobreza, el deterioro de las más nobles Instituciones del Estado costarricense, de manera notoria el deterioro de la Caja Costarricense del Seguro Social, el abuso y mal uso de recursos públicos en concesiones, trochas y platinas, son males que, mayoritariamente, se derivan del ejercicio del Poder de quienes –con honrosas excepciones- lo han tenido en sus manos en las últimas décadas. Ciertamente, dentro de estos sectores que han ejercido el poder del Estado, también hay personas que han servido a la Patria con integridad, justicia social y solidaridad.
Hermanas y Hermanos:
Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con que dos personas del mismo sexo se casen, podemos estar a favor o en contra de la fecundación in vitro, podemos decir sí o no al aborto en casos de violación, pero ni una ni otra posición servirá al futuro Presidente ni al Pueblo de Costa Rica, para combatir la corrupción, el deterioro del ICE y de la Caja, los negocios de grandes empresas a costa del erario público, las concesiones arregladas a favor de amigos poderosos, la inseguridad ciudadana o el narcotráfico
Es correcto que las Iglesias y sus líderes enseñen y catequicen a su feligresía de acuerdo con sus criterios y sus interpretaciones de la Escritura, sobre los temas de moral y sexualidad, si así lo desean. Lo que es inmoral es utilizar estas opiniones para favorecer a determinado candidato y para presionar y manipular la conciencia de los fieles.
Por todo lo anterior, en el Nombre de Cristo Jesús, no nos dejemos manipular.