Iglesia Luterana Costarricense

Carta al Pueblo de Dios. Fe cristiana y resistencia indígena

La Iglesia Luterana Costarricense (ILCO) en fidelidad al mensaje de Jesús y respaldada por  más de treinta años  de acompañamiento pastoral, legal y organizativo con comunidades y organizaciones indígenas del país.
Manifestamos  nuestra solidaridad con el líder cabécar Leonel García Segura, víctima en días recientes  de un ataque con arma blanca que le produjo graves heridas mientras defendía una parte del territorio indígena Cabécar de Bajo Chirripó de Matina. Extendemos nuestra solidaridad hacia su familia y rogamos por su completa recuperación. 
 
La agresión armada contra Leonel no es un hecho aislado. En años recientes  han sido asesinados varios dirigentes indígenas, entre ellos el líder bribri Sergio Rojas y el dirigente broran Jhery Rivera. Otros activistas de la causa indígena han sido heridos (Minor Ortiz) o amenazados (Pablo Sibar). 
 
Desde 1977 nuestro país estableció una normativa legal para  la restitución a los pueblos originarios de la tierra indígena ancestral ocupada por personas no indígenas, pero este proceso  ha sido obstaculizado tanto por acciones legales como por acciones ilegales, violentas, por parte de personas no indígenas. 
 
Instamos al Estado Costarricense para que garantice la eficacia de las leyes que favorecen a los indígenas, mejore y profundice dichas leyes y sancione su violación en el marco del  Principio constitucional de Justicia pronta y cumplida. 
 
Desde el Espíritu de Jesús, aquel que expulsó a los mercaderes del Templo y dio sanidad y liberación a las personas  más excluidas, denunciamos la violencia sufrida por Leonel y por todas esas mujeres y hombres que en los territorios indígenas sufren persecución, amenazas y muerte en razón de su liderazgo en la lucha por la recuperación de sus tierras y por otros derechos. 
 
La sangre derramada exige un permanente e indignado clamor ante la justicia divina y ante la justicia humana, de parte de quienes nos decimos seguidoras y seguidores de Jesús. 
 
A nuestras hermanas y hermanos indígenas que viven en pie de lucha y resistencia, les animamos a que sigan adelante en el nombre de ese Dios que “derriba a los poderosos de sus tronos y enaltece a los humildes”. Nuestra Iglesia Luterana Costarricense es pequeña y pobre, pero desde esa fragilidad cuenten con nuestro acompañamiento y solidaridad. 
 
San José, 20 de enero del 2022
 
Iglesia Luterana Costarricense

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