La Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2001 declaró el segundo miércoles de Octubre, como el Día Internacional para la Reducción de los Desastres, con el fin de promover una cultura mundial que fomente un mejor conocimiento de cómo prevenir, mitigar y estar preparados ante situaciones de desastre.
Sin embargo, ¿cuántos de nosotros sabemos de este día? Es necesario desarrollar una cultura en relación a este importante tema, en donde los ciudadanos son conscientes de su propio entorno y capacidad para transformarlo. Desarrollar una sensibilidad a los cambios que sus propias acciones pueden provocar, no solamente en el entorno ambiental o físico, sino en el social.
En ocasiones se ve a la naturaleza como el enemigo, por la vinculación que se le hace con los desastres. Sin embargo, es claro que los desastres no son naturales. En algunos círculos esta afirmación ya se ve como un conocimiento común, porque los desastres se producen por la inadecuada interacción de las personas con la naturaleza. Este desequilibrio promueve que la sociedad cada día se encuentre más vulnerable ante situaciones de desastres.
La Gestión del Riesgo, es un enfoque hacia las acciones cotidianas de las personas, quienes pueden actuar en una manera más responsable y de acuerdo a su capacidad; transformar su mundo y el ambiente que les rodea, en vías de un bienestar equilibrado. Esta dinámica permite minimizar los múltiples factores de riesgo que crean condiciones de peligro para las personas, sus bienes y el ambiente.
Una gestión encaminada a sensibilizar, educar y capacitar a la población en prevención, adquiere una importante dimensión, en donde una estrategia bien dirigida, puede establecer cimientos sólidos en la construcción de una cultura de Gestión del Riesgo.
La prevención ante situaciones de desastres es responsabilidad de todos y todas.
Autor: Gabriela Mora.