Saludo Navideño de las Comunidades de Fe, del Cuerpo Pastoral y del Obispo de la Iglesia Luterana Costarricense
Al Pueblo de Dios que vive en Costa Rica
“Un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado…”
Jesús nació en un pesebre humilde. Escondido del poder opresor, protegido por la oscuridad de aquella noche preñada de la Luz, es el Príncipe de la Paz que vino a iluminar nuestras Tinieblas.
Vino, como dijo María de Nazareth, “a derribar del trono a los poderosos y a exaltar a los humildes; a llenar de bienes a los Pobres y a despedir a los ricos con las manos vacías.”
En ese Niño Pobre y Vulnerable se encarnan las más altas esperanzas de la Humanidad sufriente: anhelos de Equidad y Justicia, ansias de Libertad, sed de Amor, cuido y ternura, sueños personales y colectivos de fraternidad y de sororidad.
Al terminar el año 2013 e iniciar el 2014, nuestra Iglesia Luterana Costarricense, pobre y vulnerable como aquel Niño, reitera su compromiso con las personas empobrecidas, excluidas, discriminadas, abandonadas en la soledad, en la enfermedad y en la miseria.
Agradecemos al Dios de la Vida por tantas personas que, dentro y fuera de la Iglesia, nos acompañan en ese compromiso de solidaridad e inclusión.
A todas y todos deseamos un Año Nuevo lleno de logros, desafíos y realizaciones personales, familiares y sociales.
San José, 17 de diciembre del 2013