Somos una iglesia aquí en Costa Rica, que trabaja mucho con los derechos humanos (DDHH). Son los derechos de las mujeres, de los/las niños/as, de los pueblos indígenas, de las personas afectadas e infectadas por el VIH/SIDA. También trabajamos y defendemos los derechos económicos, sociales y culturales de la gente.
Además de eso, somos una iglesia que tiene y vive una confesionalidad específica: la luterana. ¿De que forma podemos nosotros/as, como iglesia luterana, seguir en la lucha por los DDHH de nuestras poblaciones meta?
Uno de los símbolos muy presentes y muy característicos de la familia luterana es la Rosa de Lutero. Esta Rosa está presente en el logotipo de la ILCO. ¿Qué expresa esta Rosa? En primer lugar, ella expresa lo que Lutero mismo dice en una carta a su amigo Spengler*, ella expresa su teología. A través de un símbolo, Lutero habla a las personas.
Mirando la Rosa, hago rápidas referencias a las diversas partes que la componen, apuntando sus significados. La cruz expresa la fe en el Cristo crucificado, solamente el Cristo. El corazón significa el Cristo como centro vital de la vida comunitaria. Es el amor que se dona y se reparte. Solamente por la gracia somos capaces de experimentar y repartir este amor.
Los pétalos blancos alrededor del corazón significan la fe en el Cristo crucificado que lleva a la paz. Solamente una fe viva, comunitaria y amorosa trae la paz de Cristo. El fondo azul significa la fidelidad de Dios y el anillo de oro significa que cada un/a ha recibido mucho de Dios y que estamos en sus manos desde ahora hasta la eternidad. Solamente la Biblia nos enseña acerca de la fidelidad de Dios y, por su constante presencia, solamente a Dios debemos rendir gloria.
Esto es lo que expresa, en rápidas palabras, la Rosa de Lutero. Esta es la base de la fe y de la teología luterana. Cada vez que ILCO utilice su logotipo, enseña a las personas algo de su teología, de su fe, de su creencia, de su confesión. Así es importante que tengamos clareza al respecto de los significados de esta teología en nuestras mentes, en nuestros corazones, hasta en nuestros cuerpos.
Es con nuestros cuerpos que nos movemos hasta el/la otro/a. Estamos en el mundo a través de nuestros cuerpos, nos comunicamos con el, sentimos dolor y alegría con el, luchamos por los DDHH con el. Jesucristo nació y vino a nosotros/as como un bebé, o sea en un cuerpo humano, para luchar por nuestros derechos, por una vida digna y abundante para nosotros/as, para convivir y estar entre nosotros/as dondequiera que estemos.
Alguien dijo una vez en un taller sobre VIH/SIDA en la ILCO, que la Reforma Protestante del siglo XVI fue como una lucha por los DDHH de aquella época. Y realmente lo fue. Y continúa siendo, pues la Reforma no terminó. La Reforma no es algo que tuvo un fin en el siglo XVI, sino que empezó un movimiento de luchas por dignidad y derechos desde aquel entonces. Hoy estamos involucrados/as en esta lucha como iglesia luterana, herederos/as que somos de aquella época de luchas, de aquella época de la Reforma.
El sacerdocio universal de las personas creyentes es uno de los ejes teológicos luteranos y que tiene un lugar propio en este texto. Yo veo, en el sacerdocio universal, el vínculo directo entre la teología luterana y los DDHH. Con la proclamación del sacerdocio universal por parte de las iglesias luteranas, se establece una igualdad fundamental: cada persona es responsable y digna de testimoniar su fe y servir al pueblo de Dios. Testimoniar y servir a través de la lucha por los DDHH.
Como iglesia luterana, tenemos que percibir que nosotros/as somos parte de este sacerdocio universal y la tarea es vivirlo en las comunidades de fe, en los puntos de misión, con los comités pastorales, en nuestro trabajo diario. La fe, el sacerdocio universal y la Rosa de Lutero son nuestro programa, nuestra propuesta de acción, nuestro proyecto de vida, nuestra postura en las relaciones interpersonales.
Pero, los DDHH y la teología luterana necesitan de nuestros cuerpos, nuestros corazones y mentes para realmente llegar adonde están los/las más necesitados/as. Como Jesús, tenemos que nacer, tornarnos cuerpo para dentro de la realidad de las personas sin voz y sin derechos.
Renate Gierus
Comisión de Formación
Iglesia Luterana Costarricense - ILCO
San José, mayo 2007.
*Lazarus Spengler, nació en Nuremburgo, Alemania, en el año 1479 y murió en la misma ciudad en el año 1534. Fue secretario municipal de Nuremburgo, defensor de la Reforma y un gran amigo de Lutero.