La Iglesia Luterana Costarricense participó en la Santa Eucaristía celebrada en San José por el arzobispo de Canterbury Justin Welby, primado de la Iglesia de Inglaterra.
En el marco de la visita del arzobispo de Canterbury a Centroamérica, la Iglesia Episcopal Costarricense invitó gentilmente a la Iglesia Luterana Costarricense (ILCO) a participar en esta celebración realizada en la Catedral El Buen Pastor mediante el obispo Orlando Gómez.
La ILCO fue representada por el Secretario de Junta Directiva (JD), pastor Erick Umaña. Le acompañó el Lic. Keller Araya, miembro de JD.
Este encuentro ecuménico es significativo ya que el arzobispo de Canterbury representa uno de los cuatro “Instrumentos de la Comunión” mediante los cuales las iglesias de la Comunión Anglicana expresan su vida en común. La invitación a ser parte de esta celebración es un signo de hermandad y de afirmación de las robustas relaciones y acuerdos entre el anglicanismo y el luteranismo.
La Federación Luterana Mundial (FLM) participa en diálogos y conversaciones bilaterales con otras familias confesionales, entre ellas, la Comunión Anglicana. El Comité Anglicano-Luterano de Coordinación Internacional, tiene por finalidad profundizar la cooperación práctica entre ambas iglesias.
Existen diversas resoluciones intereclesiales, como por ejemplo, el acuerdo de establecimiento de plena comunión entre la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos de América (EEUU) y la Iglesia Evangélica Luterana de EEUU (ELCA).
Asimismo, mediante la Declaración común de Porvoo se estableció la plena comunión entre las iglesias anglicanas y luteranas de Gran Bretaña e Irlanda, la región nórdica, Iberia y los países bálticos. Existen otros importantes convenios de este tipo alrededor del mundo.
El arzobispo Welby en su sermón abogó por el compromiso cristiano con las personas que sufren, y la lucha contra la injusticia, aunque este mensaje sea impopular. Un ejemplo de ello es la discusión política en Europa sobre poner freno a la migración. Welby fue enfático en que las iglesias deben defender la dignidad humana, practicar la hospitalidad, y apoyar a las personas migrantes.
Nuestras iglesias siguen la senda del ecumenismo ya que,
“Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como han sido llamados a una sola esperanza de su llamamiento” (Efesios 4:4).