Las comunidades de fe en la región de Sarapiquí se reencuentran con la herencia cristiana luterana. Un legado que acompaña el enfoque contextual liberador de la Iglesia Luterana Costarricense.
Las comunidades de Sarapiquí, principalmente El Jardín y Chilamate, continúan en proceso de recuperación de la identidad luterana, después de haber experimentado durante algunos años un periodo de “desluteranización” que se caracterizó por un acompañamiento pastoral sin formación bíblica liberadora, sin el uso de nuestros textos litúrgicos, sin vínculo entre los desafíos de la realidad y la vivencia de la fe cristiana.
En este marco, hermanas y hermanos de las tres comunidades de fe (Chilamate, El Jardín y San Julián) están retomando el ritmo de las celebraciones litúrgicas, con mucho énfasis en la reflexión bíblica colectiva, nutrida desde las experiencias comunitarias y desde la orientación bíblico-teológica luterana de su actual pastor, el Rev. Carlos Bonilla.
El bautizo de un niño recién nacido en la Comunidad de Chilamate nos llena de alegría. Las personas que asistieron a la Liturgia Bautismal participaron muy activamente en los cantos, en las oraciones, en la reflexión bíblica. Realmente fue una experiencia de gozo y de encuentro. También es un signo de nuestra Iglesia Luterana. Nuestras comunidades son como ese niño: requieren atención, cuidado y alimentación especial, pero han sido signadas con el agua del Bautismo y con la unción del Espíritu Santo y es de ahí desde donde viene la fuerza para resistir y para seguir creciendo.
En este tiempo que celebramos el 35 Aniversario de la ILCO pidamos a Dios por nuestras comunidades y por nuestros pastores y pastoras. Que la Gracia sobreabunde en medio de nuestra pequeñez y sea el Espíritu como la levadura que hace crecer la masa.