Iglesia Luterana Costarricense

una iglesia sin paredes.

Comentarios que pegan

Como parte de la campaña para el proyecto de ley de abolición de los castigos físicos contra niños, niñas y adolescentes la Defensoría de los Habitantes llevó a cabo en las oficinas de la ILCO una charla seminario para demostrar la importancia de esta ley.


El tema de la violencia a la niñez no es un tema nuevo; este fue uno de los comentarios realizados en la charla destinada a los miembros de la ILCO, igualmente se hablo sobre la importancia de educar sin castigar y que corregir es diferente a castigar.

Para la presentación de este proyecto de ley partimos de que la mayoría de padres y madres desean que sus hijos e hijas sean felices, que obtengan éxito en lo que se proponen, igualmente quieren que crezcan seguros de sí mismos, que respeten a los demás y que sean respetados. Para que ocurra lo anterior, juega un papel vital la relación que establezcan con sus padres y madres desde el momento en que nacen o incluso antes, como lo sabemos hoy.

Los principales elementos en la socialización de los niños y niñas en el contexto familiar se producen dependiendo del vínculo que se establezca entre padres e hijos. Estos elementos son la imitación (ejemplo de los padres), la comunicación y el establecimiento de límites y reglas de convivencia, ejerciendo la función orientadora y disciplinaria.

La forma como reaccionan los padres al enfrentar los problemas o situaciones, consigo mismo o los demás es el primer modelo de formación de los hijos.

Es cierto que los niños y niñas heredan una carga genética que los caracteriza, pero la mayoría de las formas de comportamiento, sus actitudes y valores los aprende. Si un niño o niña hace “un berrinche”, no lo hace porque lo heredó de papá o mamá, lo ha aprendido.

Los niños y niñas se forman un autoconcepto de sí mismos de lo que les han dicho o reflejado sus padres o personas significativas, de quienes son ellos. La manera de percibirse es el autoconcepto y la manera de valorarse es la autoestima. Ambas provienen del entorno del niño y la niña. Para Ana Teresa Álvarez y Blanca Valladares, “las relaciones interpersonales son una fuente de información constante sobre lo que los demás piensan y sienten acerca de una persona” . Entonces, el niño se forma una idea de sí mismo por medio de la idea que tienen sus padres de él y se valora según como lo califican los demás. Así aprende a considerarse bueno o malo, cooperativo o egoísta; lindo o feo; inteligente o tonto; importante o no, esta forma de valorarse se denomina autoestima.

Dos elementos son fundamentales en la formación del autoconcepto y la autoestima que irán conformando la identidad. Estos son: la comunicación y el establecimiento de límites y la disciplina.

Los estilos de comunicación y de disciplina junto con el ejemplo son la fuente de construcción de la identidad de las personas en su niñez. En ese sentido se valora como un derecho fundamental el ejercicio parental de orientar y establecer límites claros y de disciplinar a los hijos e hijas. Sin embargo, el ejercicio de este poder parental no puede ser ilimitado, abusivo u omiso, poniendo en riesgo el desarrollo de las personas menores de edad.

La libertad absoluta y el estilo sobrepermisivo puede rozar en un abuso por negligencia, pero, la violencia, sobre todo física, es sin duda también un mecanismo inaceptable que viola los derechos humanos y daña a los niños y niñas.

Para los niños y niñas la observación y la imitación son instrumentos de aprendizaje de gran efectividad y principalmente las actitudes de sus progenitores.

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