Iglesia Luterana Costarricense

una iglesia sin paredes.

Testimonio de una artesana de la vida: “ Yo soy capaz de aprender…”

Entrevista

Con 33 años de edad, Ana Deylin Guerrero Mata, vecina de Pueblo Nuevo de Sarapiquí, compartió su historia: "..a través de la pintura he superado muchas cosas…lo único que deseo es que por medio de lo que yo hago…pueda seguir ayudando a mis hijos con los estudios, para que ellos puedan estudiar y ser profesionales..”


“..Yo a través de la pintura he superado muchas cosas…ya no tengo nudos en la garganta que tengo que superar…lo único que deseo es que a través de lo que yo hago…pueda seguir ayudando a mis hijos con los estudios, para que ellos puedan salir adelante y ser profesionales..”
“..Ay está grabando eso…!mejor no!, que vergüenza…”

Después de eso, un espacio de silencio, y de pie, frente al espejo, dejó la escoba. Luego se acercó a la mesa. Levantó la silla del suelo de madera. Miró a la grabadora, y sin más que una mirada y un suspiro, Deylin cerró los ojos.
Y después de un rato de mirar abajo, nos miramos a los ojos. En ese momento, sin más que una sonrisa, ella aceptó a contarnos su historia.
Con 33 años de edad, Ana Deylin Guerrero Mata, vecina de Pueblo Nuevo de Sarapiquí, habló, narró su historia:

“… vea, como mis hijos, yo nunca tuve oportunidad de estudiar. Desde niña tuve que ayudarle a mis papás en la casa. Tenía que ordeñar, ir a recoger los frijoles, lavar y cuidar a mis hermanos menores. Yo soy la mayor de todos.
A mi papa no le gustaba que yo fuera a la escuela… y viera que me iba muy bien. Hasta una maestra me dio una beca. Pero mi papá nunca me tuvo confianza y no aceptó lo de la beca. El creía que el colegio lo corrompía a uno. Decía que ahí era donde quedaban embarazadas las muchachas, por eso me sacó", expresó con nostalgia Deilyn.
Luego, bajando su mirada al piso, continuó: "Yo siempre me quedé con la espinita de estudiar, hasta que tuve la oportunidad de entrar a este curso... y eso me demostró que yo soy capaz de aprender…”.

Sonriendo con timidez, levantó su mirada hacia la ventana, y luego en vos baja se acercó preguntando..."quiere usted que yo siga hablando, o me va a preguntar algo..vea, mejor prefiero que usted me pregunte, porque yo no se qué tanto decir..", terminó alzando los hombros, volviendo a bajar la mirada al suelo.

¿Y cómo supo del curso?
"Fue por medio de la Iglesia Evangélica de mi comunidad y cuando nos íbamos a pastorear, supe que en un lugar daban cursos de manualidades. La verdad a mi siempre me han gustado esas cosas.
Lo que más me llamó la atención fue que pese a que este curso era de gente luterana, a ellos no les molestó que yo estuviera ahí.
Yo la verdad siempre quise aprender a pintar, pero nunca antes tuve la oportunidad por falta de dinero. Pero cuando llegué a este grupo, eso no importaba tanto, es más, cuando alguna no podía pagar algunos materiales, nos la arreglábamos para ayudara".

¿Todas las mujeres del curso eran luteranas?
"Habían mujeres católicas y evangélicas como yo. Lo más lindo es que todas compartíamos por igual, ahí no había ninguna discriminación por no ser luteranas”

¿Qué aprendiste en el taller?
"Aparte de las manualidades, daban charlas de derechos de la mujer, ellas nos motivaban a superarnos. Me daban mucha formación para ser más fuerte como mujer. Nos enseñaron a cómo valorarnos. Hasta he podido enseñarle cosas a mi hija, para que cuándo sea grande siempre se sienta orgullosa de ser mujer.
La verdad me he sentido mucho más realizada. Viera que a través de esto he ganado plata y he podido arreglarme los dientes. Yo antes me acomplejaba toda, siempre me ponía las manos en al boca y casi nunca reía. Pero ahora me siento libre de hacerlo. Se me aumentó mucho el autoestima

¿Vendes tus manualidades?
Sí, viera que a través de las ventas que he obtenido con mis pinturas, ayudé a mis hijos con los materiales de la escuela, y muchas veces cuando mi esposo se ha quedado sin trabajo, yo he podido mantener la casa. Yo no tengo lugar donde venderlas, pero cuando viene algún extranjero, yo les llevo mis productos para que me compre. Hago desde llaveros, bolsos, estantes hasta lapiceros ...

¿Y tu familia, te apoyó?
Yo tuve una ventaja con mi esposo, pues el siempre me apoyó, contrario a otras mujeres del curso. Ellas a veces no podían ir porque el esposo se enojaba..y cuando iban, llegaban a escondidas de ellos.
En cambio mi esposo, hasta me corta las galletas de madera
A él más bien le gusta que yo tenga tiempo de hacer lo que me gusta.
Una en el hogar tiene que llevar un balance, además de limpiar hay que dedicar tiempo a otras cosas.

¿Formas parte de otros grupos?
Yo además participo en varios grupos comunales, a mí la verdad me gusta porque eso a uno lo mantiene vivo. Estoy en la asociación del pueblo, en talleres para niño, si en serio, siempre me paso ocupada.

¿Querés decir algo más?
¡Si!, si en algún momento tuviera que escribir las cosas más importantes en mi vida serían: cuando tuve a mis hijos, cuando fui a la playa con mis abuelos, y cuando tuve la oportunidad de encontrarme con artesanas de la vida, especialmente con Lilia. Ella ha sido una persona muy especial, siempre me ha dado la confianza para contarle cosas de mi vida. Por ella me atreví a darme la oportunidad de aprender nuevas cosas y de perder el miedo a tener mi propio negocio…

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